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Del Capítulo XXI del libro "Vida y Virtudes de la venerable Madre Sor María de la Santísima Trinidad". Año de 1671.

 

Patronazgo de San Blas por mediación de la Venerable Madre Trinidad.

“… El Convento de Santo Domingo de Aracena tiene por advocación a San Sebastián y a San Blas, cuyas hechuras tiene a los lados del Altar Mayor, que puso y compuso la Venerable Madre Trinidad, y ejercitando continuamente su devoción, y curiosidad, las sacó de un rincón en que estaban maltratadas, e indecentes, y año de 1647, de limosnas que juntó, adornó la Imagen de San Blas, haciendo de nuevo mitra, báculo, capa y demás pontificial, no solo para entre año, sino de vestidos muy ricos para su fiesta, y las demás en que sale…”

Fue la peste de Sevilla a fin del año 1648: y en el de 47 estando la Sierva de Dios un día muy contenta mirando la Imagen, se le apareció el Santo vestido de Pontificial. No le conoció por entonces, y él la dijo, era su devoto San Blas, que venía a agradecerle el bien que le había hecho a su imagen, y a lo que había trabajado, porque estuviese con decencia: que le agradecería mucho el haberla puesto donde todos la venerasen, y que por la devoción que le tenía, y el servicio que le había hecho, así ella como todas las 

demás personas que le habían ayudado con sus limosnas, le había puesto Dios por Protector de Aracena en la mayor necesidad que se le había de ofrecer, porque su Majestad había de enviar un gran castigo de peste, y que la mayor parte de él había de caer sobre Sevilla, y que Aracena había de nombrar a algunos Patronos, y entre ellos le nombrasen a Él, que quería Dios reconociesen, que por Él les había de hacer grandes mercedes, por haberlo hecho Dios protector de el lugar.
Díjole el Santo también, que encomendase a Dios aquella Villa, y en particular al Estado Eclesiástico, porque estaban muy distraídos. Advirtióla de otras muchas cosas; dióla algunos consejos, y desapareció. Dentro de ocho o diez meses, se dijo que en Sevilla se moría mucha gente, y que se hablaba de que era peste…
Estando la Sierva de Dios una noche de oración, se le volvió a aparecer el Santo y la dijo: Que ya se había llegado el tiempo de la mayor necesidad que la había dicho, y que aunque tenían puestas guardas en el lugar, que nada aprovecharía, si no acudían a Dios muy de veras; que ya el Cabildo andaba buscando nombrar Patronos; que le nombrasen a Él. Volvió en sí la sierva de Dios del rapto en que había estado. Parecióle, que si ella lo decía, no había de tener efecto, y no osó decirlo a nadie, ni aun a su Confesor, por no dar a entender, que el Santo se le había aparecido; y así se resolvió en calarlo, encomendando a Dios y al Santo la necesidad que había.
Los Cabildos Eclesiásticos y Seglar disponían ahora nombrar por Patronos, a Nuestra Señora, cuya imagen veneran en el altar Mayor de la Parroquia, con el título de Remedios; a San Ginés Abad, a San Sebastián, y a San Roque. Un día, antes que se entrase en el Cabildo en que se había de acordar el día para hacer el juramento, había una fiesta en el Convento de Santo Domingo.  Estando predicando, se le apareció el Santo, Señor San Blas, otra vez a la Venerable Madre, y poniéndola la mano derecha en el hombro, le dio una estremecida, y riñiéndola la dijo: que por qué no había hecho lo que la había mandando? Turbada le respondió: que no se atrevía a decirlo a un Cabildo, porque parecía demasiado atrevimiento el suyo, y no se daría crédito a lo que ella digese. Entonces la dijo el Santo: Díceselo a Don Sebastián de Rioja, para que lo proponga en el Cabildo, y si no te atreves díceselo a su hermana Doña Isabel, para que ella se lo diga: y con esto, desapareció el Santo.
Bien le pareció a la Venerable Madre, que toda la gente de la Iglesia habían visto y oído lo que había pasado, por ser allí en público, y estar todos en silencio, por estar predicando. Reparó en que ninguno se había inquietado. Conoció que ella sola era la que había visto al Santo, y oído su corrección y recado. Acabado el sermón, llamó al Prior, que era Frai Roque de León, a quien dio noticia de lo que le había sucedido en todas las ocasiones en que el Santo se le había Aparecido. Tomólo por su cuenta, y la dio a Don Sebastián de Rioja, el cual lo propuso en Cabildo, y votaron al Santo por PATRONO DE ARACENA".

S A N  B L A S ,  P A T R Ó N  D E  A R A C E N A

Real, Ilustre, Venerable y Carmelitana Hermandad del Santísimo Cristo del Amor, en el misterio de su Sagrada Entrada en Jerusalén, María Santísima de la Candelaria, y la Muy Antigua y Fervorosa Cofradía de San Blas, Obispo y Mártir, Patrón Perpetuo y Honorario de la Ciudad de Aracena y de su Excelentísimo Ayuntamiento.

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